miércoles, 7 de noviembre de 2007

Barcelona

Mañana oscura, sin sentido, de esas que no merecen la pena, de esas en las que te preguntas: ¿qué coño hago en un banco si a mi lo que me gusta es pintar, leer, dormir, aprender,... VIVIR?
De esas mañanas que dices que lo darías todo por volverte a ir, da igual a donde, el caso es que sólo piensas en aventura; a Italia, a Londres, a París, a Granada, a Menorca,... Hay mil opciones, siempre puedes volver, pero... ¿por qué no lo hago esta vez? ¿por qué no actúa mi lado loco e impulsivo y me dejo llevar? ¿será que me estoy haciendo vieja? ¿o hay algo que me impide volar? ¿me han cortado las alas, o se me han caído por el peso de la edad y las responsabilidades?
Me levanto a la misma hora de siempre, desayuno, me ducho y salgo de casa a la misma hora de siempre, camino, metro (el chico del ADN me recibe con su sonrisa habitual y con su propuesta habitual de tomar un café o comer juntos) y tren, llego a correr al trabajo, porque haga lo que haga y me levante a la hora que me levante siempre llego tarde (es algo innato en mi), el mismo inicio de día, el almuerzo en el bar de siempre (eso sí con la alegría de las camareras y su familiaridad), clientes, ingresos, gastos, tranferencias, clientes, correo, listados, cambios, clientes y más clientes (¿es que no hay día en que la gente quiera eludir sus deberes y lo haga realmente?); fin de día, tren, metro, camino a casa, ¡¡¡otra vez!!! Y llego, a la hora habitual, salvo que pierda el tren de las 15:11, en ese caso cojo el de las 15:17 (ya ves que gran diferencia), me hago la comida, café y reposo diez minutos generalmente...
En este momento, sobre las cinco de la tarde es cuendo empiezo a vivir, a hacer lo que me gusta, leer, pintar, escuchar música, a respirar el aroma de una ciudad nueva. Me gusta perderme por las calles del Born, del Raval, de las Ramblas,... hay tanta gente que te resulta difícil andar sin tropezar, ves lo que los turistas ven, tomas café cerca de la plaza de Sant Jaume en el mítico Starbucks Coffee y sigues caminando, y caminas y caminas, hasta que llegas sin quererlo a Santa María de la Mar (increíble), y ves escaparates, y ves gente y más gente, y ves la cartelera del cine y piensas en la próxima peli que te gustaría ver... Portal de l'Àngel, Plaza Calalunya, Paseig de Gràcia, Diagonal, barrio de Gracia, la calle Verdi (una zona apasionante),... sin olvidarnos la playa (la Barceloneta la cambiaría sin ningún tipo de duda, aunque la zona para pasear el apacible cuando da el sol),...
Y dan las ocho, las nueve o las diez en un abrir y cerrar de ojos, y te das cuenta de que has de volver a casa para que mañana empiece el día como lo hace siempre, pero ya ves el día de mañana con otros ojos porque has vivido tu tarde, y ya no te preguntas por qué mañana has de ir a trabajar, por qué no irte o para qué trabajar (y más si no es lo que te apasiona) si te gustaría irte.
Ahora ya no existe mañana oscura, sino noche con la luz de la ilusión.
Bona nit.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues si, la verdad es que estás vieja... anda yaaa y no empieces con las tonterias [la edad es mental] Uno hace lo que realmente quiere, porque eso siempre te da un plus para lograr lo q deseas;y está donde se siente mejor[en madrid, barcelona, Tokio..] No pienses tanto que al final vas a conseguir que tus habilidades para leer, pintar ¿tocar la guitarra? disminuyan..:pRealmente necesitas un poco de Granada, a ver si este finde te renuevas. Cuidate filósofa! Un besote q aminore esa monotonía y rutina!