martes, 16 de febrero de 2010

Una deuda

Creo que hace demasiado tiempo que no escribo, en todos los sentidos... antes lo hacía para liberarme, para hablar conmigo misma, para desahogarme... pero parece que se me ha olvidado pensar en mi.
El otro día recordé que escribía, que colgaba mis fotos, mis pinturas, mis ideas, mis sentimientos... cuando quise enseñarle a un muy, muy amigo un dibujo que hice hace años. Supongo que le debo una, por recordarme que existo y que esto permanecerá siempre en mi.
Sí que han cambiado mucho las cosas desde el 2009, primero de todo estamos en el 2010, primera entrada del año, primer día de apertura de mi mundo después de mucho tempo.
Vivo sola, bueno, con mi gato (si, Pelusa!). Antes no era así, pero ahora ya sí. Supongo que todavía no termino de acostumbrarme a ello. La casa se me hace grande, hace frío, Pelu extraña ás compañía y soy personalmente feliz.
Soy feliz porque vivo conmigo misma, tal vez de ahí la escasa necesidad de escribir, parece que tal vez si hable conmigo y no me he dado cuenta, tal vez antes necesitaba liberarme más, abrir las puertas y respirar el aire que me faltaba... no lo sé, sólo sé que estoy bien, que no me arrepiento y que los días tienen principio y final. Con esto no digo que antes no los tuviera, pero creo que necesitaba de mi, de mí misma, de mis momentos, de mis días, de mis decisiones...
Creo que había dejado de ser yo, o me perdí por el camino perfectamente estructurado y montado que había hecho de mi vida: ya la tenía hecha. Supongo que por eso me cansé... y eso que han sido los mejores años de mi vida, y lo digo sin arrepentimiento, con el corazón, porque es verdad.
Laboralmente, me podría ir mejor (bueno, un amigo dice que siempre exagero, tal vez tenga razón). Estoy en un grupo de élite (como el Equipo A pero más enxebre!!). No, es coña. Ya no estoy con Marisa (que por cierto ha sido mamá el pasado 31 de enero), ni con Sabi (que la he visto hay en un curso -uno de tantos- de fondos), ni con Tania (aunque ella nunca ha estado en esta página, no por ello menos importante, ya os contaré! -o ya me contaré-). Salto de oficina en oficina y tiro porque me toca. se supone que nos están formando, que coeremos tablas. También creo que me lo he tomado mal desde el principio, y me siento sola (es como cuando llego a casa y enciendo la tele para sentirme acompañada). No sé, supongo que mi visión cambiará con el paso del tiempo, tal vez estaba muy mal acostumbrada, aunque tabién puedo cambiar con la insistencia de mi madre, dándome ánimos todos y cada uno de los días (por cierto, hoy no la he llamado).
Ocupo mi tiempo (algo valioso) en ir a inglés, leer, quedar con amigos y vivir, que ya es bastante.