domingo, 18 de noviembre de 2007

El laberinto del Fauno

Cuentan que hace mucho, mucho tiempo, en el reino subterráneo, donde no existe la mentira ni el dolor, vivía una princesa que soñaba con el mundo de los humanos, soñaba con el cielo azul, la brisa suave y el brillante sol.
Un día, burlando toda vigilancia, la princesa escapó, una vez en el exterior la luz del sol la cegó y borró de su memoria cualquier indicio del pasado. La princesa olvidó quien era, de donde venía, su cuerpo sufrió frío, enfermedad y dolor, y al correr de los años, murió.
Sin embargo, su padre, el rey, sabía que el alma de la princesa regresaría, quizá en otro cuerpo, en otro tiempo y en otro lugar, y él la esperaría hasta su último aliento, hasta que el mundo dejara de girar.
Y se dice que la princesa descendió al reino de su padre, y que ahí reinó con justicia y bondad por muchos siglos, que fue amada por sus súbditos y que dejó tras de sí pequeñas huellas de su paso por el mundo, visible sólo para aquel que sepa donde mirar.

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