lunes, 24 de noviembre de 2008

Camina conmigo

No camines delante de mí, porque no podría seguirte.
No camines detrás de mí, porque podría perderte.
No camines debajo de mí, porque podría pisarte.
No camines encima de mí, porque podría sentir que me pesas.
Camina a mi lado, porque somos iguales.

... tú sólo camina conmigo, ven, acércate y coge mi mano,
no te sueltes porque el camino es largo,
no te canses porque el camino es duro,
no te pierdas porque el camino es difícil,
yo no me soltaré,
yo no me cansaré,
yo no me perderé,
porque... ya lo sabes,
porque... eres tú.

A mi guía en el camino,
a la luz de mi Día.
Te quiero...
por y para siempre.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Un cuento

La semana pasada en la oficina, en uno de esos momentos autoimpuestos y necesarios de descanso, hablábamosde libros, de autores,... y, entre cliente y cliente (y tiro porque me toca), hablamos acerca del libro que estoy leyendo y de su autor, Jorge Bucay.
El libro tiene historia, Patricia nos lo regaló a Sabi y a mi una tarde de septiembre, y, creo haberlo comentado alguna vez, supongo que ya todo el mundo sabrá que cada libro tiene su momento, pues el momento de este libro a mi me llegó hace unos días cuando pasé la última página del libro que leía.
Pasé los dedos por cada uno de los lomos de los libros de la estantería y mis dedos frenaron en seco ante este libro en cuestión; así que me puse en seguida a leer.
Pues nada, le estaba comentando a Marisa que el libro estaba muy bien y que merece la pena echarle un ojo porque es interesante, y para mi sorpresa ella también conocía el autor y me dijo que el cuento que más le había gustado era uno que había leído hace tiempo, pero no recordaba el nombre... al final de la mañana tenía en mi mesa la copia del cuento:

"Érase una vez una isla donde habitaban todos las virtudes: la Alegría, la Tristeza,... y muchos más, incluido el Amor.
Un día les fue avisado a los moradores que la isla se iba a hundir. Todos los sentimientos se apresuraron para salir de la isla, se metió cada uno en su barco y se prepararon para partir, pero el Amor se quedó porque se quería quedar un rato más con la isla que tanto amaba antes de que se hundiese. Cuando por fin estaba hundida y el Amor ya estaba casi ahogado, comenzó a pedir ayuda.
Vió a la Riqueza y le pidió ayuda:
- Riqueza llévame contigo.
- No puedo -le contestó- hay mucho oro y plata en mi barco, no tengo espacio para ti.
Entonces el Amor vió pasar a la Vanidad:
- Por favor ayúdame -le dijo.
- No te puedo llevar en mi barco, estás mojado y arruinarás mi barco nuevo.
El Amor pidió ayuda a la Tristeza:
-Tristeza déjame ir contigo por favor.
- Ay Amor, estoy tan triste que prefiero estar sola.
También paso la Alegría, pero estaba tan alegre que no escuchó las llamadas de auxilio del Amor.
El Amor, desesperado, ya no tenía más fuerzas cuando una voz le llamó:
- Ven Amor. Yo te llevo.
Era un anciano, pero el Amor estaba tan feliz que se le olvidó preguntar su nombre.
Al llegar a tierra firme le preguntó a la Sabiduría:
- Sabiduría, ¿quién era el viejito que me trajo aquí?
- Es el Tiempo -le respondió.
- ¿El Tiempo? -preguntó el Amor-, pero, ¿por qué sólo el Tiempo me quiso traer?
- Porque sólo el Tiempo es capaz de ayudar a entender un gran Amor."

miércoles, 12 de noviembre de 2008

A man falls in love through his eyes,
a woman through her ears.


Woodrow Wyatt

jueves, 6 de noviembre de 2008

Las alas son para volar

Para volar, hay que crear el espacio de aire libre
necesario para que las alas se desplieguen...,
para volar hay que empezar corriendo riesgos.