Antes de que este planeta estuviese habitado por hombres y por mujeres , vivian en él, Pasiones y Virtudes.
En el planeta Tierra estuvieron viviendo durante cientos y cientos de años, y durante toda una eternidad Pasiones y Virtudes, que se aburrian de lo lindo viendo el transurrir de los siglos, así, cada día, trataban de inventar un juego nuevo al que jugar para que se hiciese más llevadera la larga, larga, larga, larga existencia.
Solía ser la imaginación la que proponía los juegos y un día propuso jugar al escondite. A todos les pareció bien, todos estaban entusiasmados con la idea, pero claro, ¿quién se la liga?.
La primera en levantar la mano fue la Locura: "¡yo, yo me la ligo!", en fin, la locura... "Bueno, está bien, pues ¡ala a contar! Vuelve la cara contra ese árbol y comienza la cuenta mientras el resto nos escondemos".
La Locura se dió la vuelta , volvió su cara contra la corteza del árbol y empezó a contar una cuenta imposible: "1, 7, 2, 55, 88, 3..." y, uno a uno, una a una, se fueron escondiendo todos y todas.
La Locura seguía su cuenta y cada uno iba buscando el lugar más apropiado en el que pensaban que la Locura no los encontraría, poco a poco se fueron escondiendo todos, excepto uno, que tardaba en encontrar el lugar apropiado... ése era el Amor, y es que ya sabéis que el Amor es bastante indeciso, y andaba de un lado para otro sin saber donde meterse.
La Locura seguía con su cuenta: "... 55, 6, 99, 100! ¡Voy!", se dió la vuelta y el Amor se metió en el primer lugar que vió, se metió de un salto en un matorral de zarzas que había allí cerca, allí se coló y se quedó agazapado con la esperanza de que no le viera, y no le vió.
A quien primero se encontró la Locura allí tumbada fué a la Pereza, por la pereza, a la Imaginación la vió entre las nubes, a la Mentira la vió allí pero como era mentira, estaba allí, por la mentira.. Y así, uno a uno fueron apareciendo todos, la Locura fue encontrandolos a todos.
Al poco rato faltaba solamente uno por encontrar, aquel era el Amor, es que ya sabéis que encontrar el amor es bastante dificil.
El juego ya empezaba a hacerse pesado, así que la Locura empezó a impacientarse: "¡Amor sal ya, que se hace tarde!", pero el amor ya sabéis que es muy indeciso y, no solamente uno tarda en encontrarlo, sino que, a veces, tarda demasiado en salir a la luz.
El Amor asustado no salía, y la Envidia, que suele preocuparse bastante más de los demás que de sí misma, se acercó al oído de la Locura y le dijo: "el Amor está allá, oculto en esas zarzas", y la Locura muy enfadada fué hacia las zarzas y empezó a gritar: "¡Amor sal ya, se nos hace tarde!", pero, creo que os he dicho ya, que el amor es indeciso, y que una vez que lo encuentras es dificil de sacarlo.
La Locura muy enfadada trató de meter la mano entre las zarzas para sacar al Amor de las solapas, con tan mala fortuna que se pinchó con una espina, y es que, a veces, hacer salir al amor es doloroso.
La Locura, muy enfadada, arrancó una vara que había junto a las zarzas, la introdujo en el matorral y empezó a agitarla entre las ramas. De repente, sonó un grito. De entre las ramas de las zarzas salió el Amor con las cuencas de los ojos ensangrentadas, la Locura en su locura, al agitar la vara entre las zarzas, le habia sacado los ojos al Amor, dejándolo ciego para siempre.
Todos se quedaron muy callados mirando al Amor con las cuencas vacias, sin saber qué decir, nadie.
Quizá aquella fué la unica ocasión en la que la Locura habló con un poquito de cordura, porque dijo: "No os preocupéis, desde ahora, yo seré sus ojos", y es por eso que desde entonces, familiares y amigos, el amor es ciego y la locura son sus ojos.
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