miércoles, 13 de febrero de 2008

Indignación

Hoy mi indignación ha hecho mella en mi, y ya no puedo más... no sé como calificarlo: abuso de poder, más cara que espalda,...
Estoy cansada de levantarme a las seis de la mañana, cruzar media Barcelona para llegar al trabajo a las ocho en punto, partirme la espalda currando en un trabajo que me empieza a encender la luz verde de "puede ser", días y días sin ejercer mi derecho a descansar veinte minutos, a tomar un mísero café y desconectar, no, me lo cojo para llevar y sigo currando, tratando de poner orden en un caos de papeles, en una confusión de contratos, aperturas y cancelaciones que mi compañera de trabajo ha tenido la delicadeza de dejarme "un poco" desordenado.
Y llego, y curro, y me encuentro papeles y más papeles,... y me gusta, me gusta sentirme útil y ayudar en lo que pueda, y aprender, hacer cosas nuevas, y soy la primera que dice que prefiere estar currando que no hacer nada en toda la mañana; pero una cosa es esto, y otra muy distinta es que alguien llegue tarde a currar, que se pase media mañana almorzando, que aproveche cualquier cliente para ir a tomar un café "rápido", que aparezcan papeles en mi mesa y me gire y vea su pantalla en blanco, que no haga nada, que no sea capaz de tener la iniciativa de hacer unas putas fotocopias si no tiene nada que hacer, que sea el primero en irse y que endiñe a los demás trabajos que son suyos, que cobra para hacerlos y que le de igual que los demás estén ahogados, y que venga sonrriendo y diga "no me des problemas, soluciónamelos", y que después, aún encima, tenga que agradecerle que de un buen informe de mi, un buen informe que merezco, un informe que depende de alguien al que YO le tengo que gestionar SU cartera de clientes, que le de palo llamar a los clientes y "hazlo tú Yria, mira que te doy un 30% de los beneficios, jaja!", "como va mi cartera Yria?", "mira que lo más importante son las gestiones", y que cada vez que se pasea por la oficina y ve que estoy tratando de poner orden con los armarios abiertos me diga "Yria no me gusta que los armarios estén abiertos", a lo que yo respondo "estoy ordenando los expedientes", y responde "es que da mala imagen", a lo que me encantaría responder "pues ordénalos tú!, carga con ellos hasta el puto armario, ábrelo haciendo malabarismos, y cuando acabes dame soluciones, no problemas!!!".
Lo siento, no me suelo quejar, pero hoy mi grito y mi desahogo lo hago con vosotros. Porque sé que mañana volveré a escuchar esa frase y tendré que girarme para no mirarle con el asco que le estoy cogiendo. Menos mal que Eva es la antítesis, la balsa a la que trato de sujetarme, aunque ella esté más quemada que yo.
Gracias por escucharme chicos, pero tranquilos sabéis que en mi cara siempre hay una sonrisa para vosotros.
Creo que ya voy necesitando los mimos de mi madre, pero el lunes vendrá en mi ayuda a mimarme como sólo ella sabe hacerlo y mi padre a abrazarme provocando ese sentimiento de protección que sólo sabe darme él.

3 comentarios:

AlBeRt dijo...

Que no cante el púnico!!!

Anónimo dijo...

Mecagontodo!!!
Que nos vamos para Barcelona y le parto las piernas al tio ese!!!
Por desgracia, el mundo esta lleno de capullos, al menos nos queda la esperanza de que los capullos duran poco y permanecen las plantas, que son las que cuentan.
Que te metan en plantilla de una puñetera vez, hombre ya!!!
Tito

Anónimo dijo...

En este mundo laboral que nos toca vivir hay dos tipos de personas: los egoístas, vanidosos, prepotentes, explotdores, etc, etc, etc JEFES o jefecillos soplagaitas; y los empleados currantes que soportan a los primeros. Por lo menos esa mi experiencia durante estos años de trabajo. ¿A quién no le apetecería tratar de igual a semejantes personajillos? ¿O pisotearlos de vez en cuando para que supieran lo que sentimos los demás? Si te sirve de consuelo piensa siempre en lo que hay en tu vida fuera del curro: los amigos, tus momentos, qué se yo. Esa alegrías que intentas rescatar del día a día son las que realmente nos hacen seres únicos y mucho mejores personas que esos delincuentes babosos y estúpidos que se hacen llamar jefes, superiores o algo por el estilo. Besos y muchos ánimos.