miércoles, 2 de enero de 2008

Azucena y sol


Nada me importa sufrir,

con tal de que tú suspires,

por tu imposible yo,

tú por mi imposible.

Nada me importa morir,

si tú me mantienes libre,

por tu imposible yo,

tú por mi imposible.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"¡Cómo cae la bruma en el alma!"

Yria dijo...

No me gusta la palabra imposible, pero en este poema es perfecto.
Un besito.