Dicen los budistas que la vida es un río, que navegamos en una balsa hacia el destino final. El río tiene su corriente, velocidad, escollos, remolinos y otros obstáculos que no podemos controlar, pero contamos con un remo para dirigir la embarcación sobre el agua. De nuestra destreza depende la calidad del viaje, pero el curso no puede cambiarse, porque el río desemboca siempre en la muerte. A veces no hay más remedio que abandonarse a la corriente, pero éste no es el caso: "Enderézate, que tenemos que remar".
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2 comentarios:
La de veces que quisiera tener un motor para poder ir contra corriente y no llegar nunca al final...
La corriente es inevitable, lo importante es remar junto a los que quieres y cerca de los que te queremos.
Un beso guapa!
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