miércoles, 31 de octubre de 2007

Esperar y confiar.

No hay aventura ni desgracia en el mundo, sino la comparación de un estado con el otro, nada más. Sólo el que ha probado el extremo del infortunio puede sentir la felicidad suprema. Es preciso haber querido morir para saber cuán buena es la vida.

1 comentario:

AlBeRt dijo...

¡Gran verdad! Preguntémonos, ¿Es posible que haya un estado mejor que el actual?, y respondámonos al cabo de unas horas, después de meditarlo con calma, de esperar mientras se nos escapa el tren.