sábado, 27 de octubre de 2007

El centro de las miradas

Has escrutado la mirada de la persona que más quieres y has creído saber lo que siente en cada instante. Te has mirado en el espejo sonriente y has presumido de conocerte. Te has mirado entre la gente y te has visto diferente.
Sin duda, estás muy lejos de entender una mirada. Una ventana que se abre al exterior, donde tiendes el paño de tus sentimientos. Que sin control exhibes al buen observador. Así, sólo en las córneas ajenas te verás reflejado. En ellas verás lo que no quieres decirte.
Abre los ojos, sostén tu mirada y aprende que detrás de cada gesto, cada movimiento, se percibe tu esencia y no puedes ocultarlo. Deja que las pupilas recorran tu cuerpo. No caigas en el acto frívolo y calculado de parar a que te miren, sólo la espontaneidad será el centro de las miradas.
Empápate de mi lágrima, parpadea sin pestañear y descubrirás la primera imagen en tu retina.
En una mirada un mundo, seductor, felino, arrogante, cómplice, loco, amable o ausente. Mira a los ojos de la gente, no sientas miedo, no siempre mienten.

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