Acabo de llegar a casa (un poco tarde para una señorita decente como yo), me duele el culo de andar en bici toda la tarde con Sabina y al volver no había nadie por la calle, parecía un desierto (la confirmación fue que, mientras buscaba en el bolso -de Mary Poppins- las llaves de casa, veo que me encontraba rodeada de "pelotas" como de pelo estropajoso, de esas que aparecen en las pelis de John Wayne cuando hay un duelo y falta medio segundo para que desenfunden las pistolas y disparen), aunque he pensado de tal vez no es que sea un desierto sino que no vivo en la zona más transitada de Barcelona.
Bueno el caso es que llego a casa y me recibe mi bonita mascota, como todos los días, en la puerta maullando que parece que no le doy de comer desde hace un mes, y me encuentro el rollo de papel higiénico en mitad del pasillo porque al "rey" de la casa le parece divertido morderlo y despedazarlo como si fuera un ratoncillo con el peligro de un tigre de Bengala, aunque es mucho mejor que se le dé por el papel higiénico que por mi estupendísimo sofá (para todos aquellos que no crean en el repelente de gatos, ha llegado la solución, y está en manos del señor Corte Inglés, sección animales de compañía).
Valoro seriamente la posibilidad de acudir al local de reuniones de Alcohólicos Anónimos, porque ayer cuando fui a cenar con Sabi y Edu, después de la maravillosa cena, el maravilloso vino, la maravillosa conversación y la maravillosa compañía, me metí entre pecho y espalda un maravilloso gin tonic con pepino (pequeño gran detalle -el pepino-), llegué a mi maravillosa casa a las dos de la mañana y me metí en mi maravillosa cama y me sonó el maravilloso despertador a las siete de la mañana, y creí morir!!!
Conclusión: el beber, la nocturnidad y el trabajo matutino no son compatibles; aunque, si he de ser sincera, lo maravilloso de la vida es disfrutar cada día, independientemente del mañana.
Bueno el caso es que llego a casa y me recibe mi bonita mascota, como todos los días, en la puerta maullando que parece que no le doy de comer desde hace un mes, y me encuentro el rollo de papel higiénico en mitad del pasillo porque al "rey" de la casa le parece divertido morderlo y despedazarlo como si fuera un ratoncillo con el peligro de un tigre de Bengala, aunque es mucho mejor que se le dé por el papel higiénico que por mi estupendísimo sofá (para todos aquellos que no crean en el repelente de gatos, ha llegado la solución, y está en manos del señor Corte Inglés, sección animales de compañía).
Valoro seriamente la posibilidad de acudir al local de reuniones de Alcohólicos Anónimos, porque ayer cuando fui a cenar con Sabi y Edu, después de la maravillosa cena, el maravilloso vino, la maravillosa conversación y la maravillosa compañía, me metí entre pecho y espalda un maravilloso gin tonic con pepino (pequeño gran detalle -el pepino-), llegué a mi maravillosa casa a las dos de la mañana y me metí en mi maravillosa cama y me sonó el maravilloso despertador a las siete de la mañana, y creí morir!!!
Conclusión: el beber, la nocturnidad y el trabajo matutino no son compatibles; aunque, si he de ser sincera, lo maravilloso de la vida es disfrutar cada día, independientemente del mañana.
3 comentarios:
Tremenda historia reflexiva y hasta divertida. Me gustço lo de Mary Poppins, jajaja.
Lo de dormir poco por motivos de "juergas" y trabajar al día siguiente hay que seguir haciéndolo hasta que nuestros hijos nos sometan a su tiranía y tengan la feliz idea de instalar nuestros viejos huesos en un asilo.
Besos Yiria, y una rascadita entre las orejas a tu mascotilla.
Quiero volver a ser un hombre respetable, ¿sabe usted? No por mi, que a mi el respeto de este orfeón de monas que llamamos humanidad me la trae flojísima, sino por ella
"—No sé qué me ha pasado. No te ofendas, pero a veces una se siente más libre de hablarle a un extraño que a la gente que conoce. ¿Por qué será?"
... ya que citamos... ;o)
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